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11. GENTE DE TRENES

(La escena representa una pequeña estación de tren. Al fondo un banco pegado a la pared. En el banco sentado un SEÑOR leyendo el periódico. A la derecha la entrada de la estación. A la izquierda la puerta al andén. De la pared cuelgan carteles con los horarios de los trenes y el recorrido. A la derecha del banco una ventanilla de venta de billetes. Tras la ventanilla está sentada una SEÑORA. Alguien llama a la puerta de entrada de la estación.)

SEÑOR.- (Sin apartar la mirada del periódico) ¡Adelante!

(Por la puerta entra un CHICO. Se quita el abrigo y se sienta en el banco al lado del SEÑOR.)

SEÑORA.- (Desde la ventanilla) Hola, cielo. ¿Qué tal?

CHICO.- Bastante bien. Estuve comprando maquetas.

SEÑOR.- (Emocionado) ¿De trenes?

CHICO.- Sí, papá. De trenes.

SEÑOR.- Bien hecho, hijo. Son las mejores. Nunca quedarás decepcionado.

SEÑORA.- Es verdad. ¡Qué maravilla! Eso ha sido un día provechoso.

CHICO.- (Desanimado) Sí…

SEÑOR.- Pues claro que sí. ¿Qué te pasa?

CHICO.- Nada, nada.

SEÑORA.- ¿No tenían las maquetas que querías?

CHICO.- Claro que sí. Siempre las tienen.

SEÑOR.- ¡Claro que siempre las tienen! ¡Los mejores trenes!

CHICO.- Ya, ya.

SEÑORA.- ¿Entonces qué te pasa?

CHICO.- No sé. Estoy un poco aburrido, eso es todo.

SEÑOR.- ¿Aburrido de qué? ¿De los trenes?

(La SEÑORA y el SEÑOR se ríen)

CHICO.- ¿De los trenes? Puede.

SEÑOR.- (Con un grito ahogado) ¿Qué dices? Anda, cógete el cercanías a Majadahona, ya verás como se te pasa el aburrimiento.

SEÑORA.- Lo que pasa es que hace mucho que no te das un capricho. ¿Qué te parece si te doy tu regalo de cumple adelantado y coges un Ave a Toledo?

CHICO.- No, no hace falta en serio. He pensado que a lo mejor me cojo un autobús esta vez.

(El SEÑOR y la SEÑORA se miran en silencio durante unos segundos)

SEÑOR.- (Extrañado) ¿Un autobús? ¿A dónde quieres ir tú en autobús?

CHICO.- Pues he pensado ir a Pinar del Rey, pero como hasta allí no hay trenes…

SEÑORA.- ¡Un lugar al que no llega el tren no es digno de ser visitado!

SEÑOR.- ¡Y punto!

CHICO.- Pero… ¿Por qué? ¿Y si cojo el metro?

SEÑOR.- ¡El metro!

SEÑORA.- Ese horrible sucedáneo de tren. ¡Un quiero y no puedo! ¡Eso es lo que es el metro!

SEÑOR.- Además, ¿a ti qué se te ha perdido en Pinar del Rey?

CHICO.- Pues la abuela, que no la he visto nunca y vive allí.

SEÑORA.- Claro, se empeña en vivir lejos de una estación de tren.

SEÑOR.- Y pasa lo que pasa. La culpa no es tuya, hijo. Es ella la que ha decidido aislarse del mundo.

CHICO.- ¿Qué decís? Pobre señora, si está sola en casa y no puedo ir a verla.

SEÑORA.- ¿Tú como sabes que está sola en casa?

SEÑOR.- Eso, eso. ¿Qué pasa? ¿Hablas mucho con ella o qué?

CHICO.- Pues sí.

SEÑORA.- Pero si está loca hijo. ¿No ves que vive en Pinar del Rey?

CHICO.- Pero no entiendo por qué no puedo coger un autobús.

SEÑOR.- (Levantándose) Hijo mío. Esta será la última vez que te lo repita. Nosotros somos gente de trenes. ¿Me oyes? Gente de trenes. Vamos en tren. El tren es seguridad. El tren es cercanía. El tren es puntual y nada caprichoso. Viajar en tren es viajar tranquilo. (Con desprecio) ¿Un autobús? ¡Un autobús es una máquina diabólica! A los autobuses hay que esperarlos a la intemperie. ¡Hay incluso algunos que viajan de madrugada! ¿Qué locura es esta?

CHICO.- Pero papá. No pasa nada. Si yo lo entiendo. Y lo de vivir en una estación no está tan mal, en serio.

SEÑORA.- ¿No está tan mal? ¡No vas a estar mejor en tu vida!

CHICO.- Ya, ya. Y tampoco es raro ni nada. Pero, ¿qué va a pasar cuando me independice?

SEÑOR.- Pues chico, que buscarás una pequeña estación con algún compañero de estación. Cuando vayas ganando dinero ya te mudarás a otras mejores. Quizá alguna hasta tenga azulejos en las paredes.

CHICO.- ¿Y estaré vendiendo billetes toda mi vida?

SEÑOR.- No, no. Ni pensarlo. Nuestra vida no ha sido fácil, pero yo quiero que tú tengas más oportunidades de las que nosotros tuvimos. Yo te veo como alguien grande, hijo. Alguien importante. Quién sabe. Maquinista o algo así.

CHICO.- (Triste) Ah.

SEÑORA.- (Enfadada) A ver, ¿qué te pasa ahora?

CHICO.- No sé, yo pensaba en formarme en otra cosa.

SEÑOR.- Claro que sí, hijo. No quiero imponerte mis sueños. Dime, ¿qué te llama más? ¿Mantenimiento de vía? ¿Jefe de estación?

SEÑORA.- ¡No le agobies! ¡Ya lo decidirá! Si además tiene muchas opciones.

CHICO.- Sí, ya veo. Muchas.

SEÑOR.- No te preocupes. Eres joven. Tienes toda la vida por delante.

CHICO.- Ya lo sé. Pero… Quizás no quiero trabajar en una estación.

SEÑORA.- ¿Que no quieres trabajar en una estación?

CHICO.- Pues no.

SEÑOR.- Bueno, no pasa nada. Construir trenes también está muy bien.

SEÑORA.- Ya, pero, ¿tú sabes lo cómodo que es trabajar en tu propia casa?

SEÑOR.- La verdad es que sí. No tienes que salir de la estación para absolutamente nada. Excepto para coger un tren y visitar otras estaciones. Si tienes tiempo incluso puedes hacer trasbordos. ¡La vida es larga y emocionante!

CHICO.- Sí. Sé lo que me decís. (Levantándose) Pero sinceramente creo que no voy  a trabajar en una estación de tren.

SEÑOR.- Oh.

CHICO.- Ni vivir en una.

SEÑORA.- (Llevándose las manos a la cabeza) ¿Qué?

CHICO.- (Caminando muy despacito de espaldas hacia la puerta) Ni quiero volver a ver un solo tren en mi vida.

SEÑOR.- ¿Qué dices? ¿A dónde vas? (Gritando) ¿Qué te crees que estás haciendo?

CHICO.- Irme de aquí para no volver a veros nun…

(Antes de que acabe la frase entra por la puerta un TAXISTA nervioso con unas llaves en la mano y se acerca a la ventanilla donde está la SEÑORA. El CHICO se queda de pie al lado de la puerta)

SEÑORA.- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle? ¿Necesita un billete de tren?

TAXISTA.- No, disculpe. Es que se me ha quedado parado el taxi. ¿Me pueden ayudar?

SEÑOR.- (Levantándose enfadado) ¿El taxi?

TAXISTA.- Sí, señor. Venía por la carretera y no se qué le ha pasado al motor. Y no tengo cobertura. ¿Podría hacer una llamada?

SEÑOR.- (Señalando al CHICO) ¡Tú has organizado esto! ¡Tú le has llamado para hacer el paripé e irte de casa! (Al TAXISTA) ¿Cómo se atreve a entrar en mi casa y pedirnos ayuda para arreglar un estúpido vehículo de cuatro ruedas?

TAXISTA.- ¿Su casa?

SEÑOR.-¡Fuera de aquí inmediatamente!

TAXISTA.- ¡Lo siento! ¡No quería molestar! Es que entré en la estación porque siempre me ha parecido un lugar interesante. Deben de llevar ustedes buena vida aquí.

CHICO.- ¡Sí! ¡Quédese!

TAXISTA.- Un rato no me importaría.

SEÑORA.- (Emocionada) ¡Quédese para siempre!

TAXISTA.- ¿Para siempre?

SEÑOR.- ¿Por qué no?

TAXISTA.- ¿Y qué hago con el taxi?

CHICO.- ¡Yo me ocupo! (Le coge las llaves al TAXISTA) ¡Hasta nunca!

(El CHICO sale por la puerta corriendo)

SEÑOR.- (Abrazando al TAXISTA) Bienvenido a casa.

 

TELÓN